sábado, 14 de marzo de 2009

Dislexia en la edad adulta

Al no ser atendidos/as efectivamente, los pequeños/as crecen desarrollando ‘mañas’ que les ayudan a atenuar dificultades que la dislexia les presenta; por ejemplo, algunos chicos/as que tienen problemas para comprender su lectura prefieren escucharla de alguien más.
La dislexia no es sólo un asunto de niños/as. Cuando el padecimiento es mal diagnosticado y se atiende fuera de tiempo, los pequeños/as crecen sin ayuda profesional y se convierten en adultos con problemas de lectoescritura, de autoestima y, aún más, tienen que determinar el rumbo de sus vidas dependiendo de las características de su enfermedad.

Hoy en día, la población es más consciente de la existencia de esta enfermedad; sin embargo, aún puede confundirse con “ falta de inteligencia, hiperactividad o la poca prestación de atención en la escuela”. De esta manera, muchos afectados crecen “aprendiendo mañas” para disimular o disminuir sus fallas.
Aunque fueron atendidos/as desde pequeños por terapéutas profesionales, continúan con ciertos problemas, pues “la dislexia no se cura, se rehabilita, pero sus efectos pueden presentarse toda la vida”.
Es “importantísimo que desde pequeños se evalúen gustos y habilidades de niños/as disléxicos” para que se encaminen hacia actividades en las que son buenos y ya de mayores, con orientación vocacional, elijan una carrera para la que son aptos.
Según los expertos, identificar y tratar la dislexia a tiempo es la clave para que los pequeños/as con este padecimiento alcancen el éxito en la escuela y en la vida.
Para algunos disléxicos/as lo difícil no es leer, sino que los problemas surgen cuando ya tienen que aplicar la gramática; por ejemplo, con el tiempo, los problemas se van agudizando conforme los niveles escolares exigen más.

Aun con terapias, un niño/a disléxico/a siempre tendrá presente alguna de las manifestaciones de su padecimiento.
No obstante, se asegura que sí existen pequeñas diferencias entre los cerebros de las personas con dislexia y los no disléxicos. No es que sean anormales o deformes, pero tienen pequeñas diferencias en ciertas áreas del cerebro: entre el lóbulo parietal y temporal no existe la misma proporción que en los no-disléxicos. Hay una pequeña asimetría y las neuronas de un disléxico se organizan de forma diferente.
A veces la autoestima de estos jóvenes se ve afectada.

En la siguiente presentación vemos un ejemplo de ello extraído de un hecho real.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

buenos dias, he leido acerca de su articulo y me parece muy interesante yo me acabo de dar cuanta que tambien soy dislexica , tengo 26 años y ando un poco angustiada porque ya la tengo un poco abanzada y la verdad es que nunca habia escuchado hablar de esta enfermedad y nadie se ha dado cuenta antes de que la padecia queria saber como puedo agilizar la mente para evitar que avace sobre todo en el tema de memoria y poder no paralizarme en situaciones de estres muchas gracias

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